La globalización de la pijería

Mucho se habla de la globalización. Es un término que nos invadió hace ya un tiempo y que se resiste a envejecer. Lo renovamos nosotros mismos, constantemente. Manifestaciones antiglobalización, movimientos de miles de jóvenes que protestan contra las cumbres de los grandes, contra las multinacionales...pero, ¿cómo van vestidos esos jóvenes, qué es lo que llevan encima, dónde viven, de qué viven? Es curioso que esos chavales que se revelan contra el sistema llevan puestas zapatillas con una marca, llevan en sus bolsillos reproductores de música pertenecientes a grandes empresas, y...obligados o no, utilizan monedas que son el símbolo de la globalización...
Pero no quiero hablar hoy de la globalización con el tono serio al que estamos acostumbrados. Me gustaría darle una pincelada distinta.

¿Se han dado cuenta de que todos los pijos del mundo visten igual? Hace un par de veranos me di cuenta. Fui a Barcelona y descubrí que los pijos de Barna llevaban los mismos colgantes, el flequillo colocado del igual modo, las zapatillas rotas por el mismo sitio.
Pero, cuando ves a un elemento que parece pertenecer al mismo grupo de pijos hablando en inglés, te planteas que la pijería afecta a todo el mundo. Es un fenómeno global. El que es pijo en Masachussets lo es en Tarrasa.

No sólo afecta a la ropa o al aspecto externo de las personas. Antes cada cantante tenía su público. Eran rockeros, hippies, guarros, poperos, cada uno con su estilo, con su tupé, con sus camisas desteñidas, con su encanto. Ahora no resulta extraño encontrarte a un "nene" con el banderín del PP clavado en el cráneo en un concierto de Barrikada o a una gótica en un concierto de Bisbal. Parece que a todos nos gusta todo. ¿Es que acaso aceptamos todo? ¿Podríamos hablar de una globalización del (mal) gusto?
Creo que una nueva forma de ver la globalización, sería el "borreguismo", todos con el montón. Qué maravilloso es ver que todo tu barrio veranea en el mismo sitio. Todos usais la misma sombrilla porque la compráis en el mismo sitio. Jugais con la misma pelota de playa Nivea. Llevais el mismo traje de baño de rebajas del super del barrio, teneis el mismo número de hijos, y como ostentais el mismo puesto de trabajo, vais a los mismos sitios para comer, todos a la misma hora. Qué maravilla.

No me extenderé más en describir esta situación. Simplemente les invitaré a salir a la calle para que lo comprueben ustedes mismos.
Pasen y vean. Los ciegos gratis.